jueves, 23 de diciembre de 2010

Sobre la iglesia templaria de La Vera Cruz (Segovia)

Del libro: Por los Caminos del Temple, de Jesús García y Jiménez.

 El Lignum Crucis que se veneraba en este templo, se albergaba en el retablo pétreo de estilo gótico florido, hojas de cardo y lobos destaca un escudo con  cruz de doble aspa similar a la patriarcal que antes lucía lo Orden del Santo Sepulcro, y que La Orden del Temple también la tuvo entre su simbología, que ahora la ha sustituido por la potenzada, lo sujetan unos leones rampantes, también se aprecian cinco flores de lys, sobre el escudo aparece la inscripción: vincit leo de tribu juda la fecha de realización del mismo, según puede apreciarse es del año 1.520, al parecer una donación efectuada 13 años antes por la entonces Marquesa de Denia, María de Guzmán, cuyas pretensiones eran asegurar en dicha capilla su panteón mortuorio. Este retablo se conserva junto a la capilla absidal del lado de la epístola, o mejor dicho en una capilla bajo la torre ocupando los dos primeros cuerpos, de sencilla planta cuadrada cubierta por una bóveda con nervaduras. La reliquia en la actualidad se encuentra en la iglesia parroquial de Zamarramala, a escasos kilómetros del lugar, esta cruz fue entregada, como el viajero indicaba, a los Templarios por el Papa Honorio III en 1224.
Tras su fama, corrió a visitarlo entre otros Fernando III allá por 1.254, según crónicas, siguió venerándose en dicho templo hasta su traslado al lugar actual en 1.692.

Tras la Bula Vox in Excelso que abolía la Orden del Temple, la Vera Cruz es entregada en propiedad a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. No pasaría mucho tiempo cuando pasa a manos de la Orden de Malta hasta que a finales del siglo XVIII les es privada de propiedad. No se libró de la intervención desmortizadora del ministro Mendizábal, al abandonarlo los expropiados se convirtió el lugar en refugio de gitanos, arrieros y pastores trashumantes que lo utilizaban a modo de establo. Una recuperación de la misma en 1845 la devolvió a la Orden de Malta no sin pasar mucho tiempo ya que habría que esperar a 1951 para que con efectividad se hiciese de nuevo cargo dicha Orden.
Una leyenda templaria de la Vera Cruz, nos habla de muerte:
 Se cuenta que  caballeros templarios que custodiaban en Lignum Crucis en el templo, cayeron muertos en un ataque de los moros que habitaban el Alcázar donde una vez sustraída, a modo de botín, querían llevar la reliquia. Tras feroz y duro combate los sarracenos no consiguieron su objetivo, solo arrebatar la vida a varios caballeros. Sus compañeros trasladaron sus cuerpos inertes al interior del templo bajo el cuerpo central del templo, bajo el edículo, a la espera de su enterramiento, los caballeros supervivientes marchan ya anochecido a cenar y curar sus heridas a su encomienda de Zamarramala. Mientras penetraron en el templo unas bandadas de chovas y grajos, procedentes de sus nidos en las próximas Peñas Grajeras, que abrigan al templo de vientos septentrionales, y descarnaron los cadáveres de los templarios reduciéndolos a esqueletos. Al llegar el día siguiente al templo el Gran Maestre al frente de los  caballeros lanzó una maldición sobre las aves. Dicen que desde entonces las chovas y los grajos no han vuelto a acercarse a la Vera Cruz segoviana, solo se acercan las golondrinas que revolotean en torno al templo y anidan en sus aleros ya que una secular creencia popular cuenta que estas aves con sus picos quitaron las espinas de la corona de Cristo, en su agonía en la cruz.
No se conocen en la actualidad enterramientos de caballeros ni de maestres de la Orden dentro de la Vera Cruz, todas las losas sepulcrales son muy posteriores a la extinción de la Orden, al parecer son vecinos de Zamarramala fallecidos entre 1.679,  mayoritariamente, y 1.680 según figura en las mismas.
Otra leyenda contaba que tras la disolución de la Orden, eran muchos los que buscaban, bajo las losas de las sepulturas, los posible tesoros que hubieran podido esconder los Templarios, más no podían hacerlo al salir de las tumbas unos potentes rayos de luz que aniquilaban a los profanadores...
A pesar de falsas pruebas de oscuros intereses ideológicos de algunas personas, no nos queda más que ratificar que esta ermita es templaria

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