miércoles, 26 de octubre de 2011

Las primeras Lluvias

LAS PRIMERAS LLUVIAS
Por Apuleyo Soto
Glorioso Mester

No hay cielo, amigo mío;
lo taparon las nubes
con su algodón de frío.


Y tú, tú ya no subes
adonde se adormecen
los ángeles querubes
 de la infancia que mecen
los sueños de la vida
porque desaparecen.

Mi pluma te convida
entonces a otros cielos
de permanente huida.

¡Venga, a los nuevos vuelos
de la escuela querida
con todos sus señuelos,
aquellos en que anida
la innata vocación:
son el final de la partida!

Hoy tengo el corazón
en la enseñanza repartido.
Doy todo lo vivido
por solo  esa lección.

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